Así, apoyándose en los escritos antiguos del historiador Plutarco y otros autores de la antiguedad, recrea el esplendor y la decadencia del romance entre Cleopatra, la bella y cruel reina de Egipto, y Marco Antonio, el valiente general romano. Una mítica historia del año 44 a.C., el mismo en el que murió César.
La autora recupera a sus criaturas de amor en épocas esenciales.
Además de Cleopatra, vuelve al mundo clásico para que el lector disfrute de las pasiones de Cayo y Drusila, Adriano y Antínoo.
En Pecados medievales entran en escena las amargas pasiones en la corte del rey Arturo; Ginebra y Lanzarote, Calisto y Melibea, Los amantes de Teruel -atados a la eternidad por un beso-.
Uno de los segmentos más seductores se agrupa en Amores sombríos a través de los siglos.
Viven Romeo y Julieta y su amor que cruzó el umbral de la muerte. “ ¿Tierno el amor? Es harto duro, harto áspero y violento, y se clava como una espina”, declara Shakespeare, en Romeo y Julieta (Acto I, Escena 4). Sigue la saga con Juana la Loca y Felipe el Hermoso, la verdadera historia de madame Bovary, la Dama de las camelias... El amor en América vibra en la trágica historia de Camila O’ Gorman y Uladislao Gutiérrez.
Esa unión que marcó a Argentina se desató en el gobierno del militar Juan Manuel de Rosas, quien gobernó entre 1829 y 1852. Camila era una bella joven de una acaudalada familia de origen francés, irlandés y español.
En 1847 tenía apenas 18 años y conoció a U. Gutiérrez, un guapo y carismático sacerdote, de 24 años, compañero de seminario de Eduardo, su hermano. En una sociedad conservadora, aquel amor trajo una borrasca.
De todos los amores, el de Cleopatra y Antonio es el más bello y conmovedor. Ella va en busca de su amado en un barco con popa de oro. Ella, una diosa misteriosa, hace prisionero al general y la pareja cumple el destino según Bataille: “El sentido último del erotismo es la muerte”. BRV.
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